Angelus Novus Paul Klee |
TESIS IX:
Hay un cuadro
de Klee que se llama Angelus Novus. En él se muestra a un ángel que parece
a punto de alejarse de algo que le tiene paralizado. Sus ojos miran fijamente,
tiene la boca abierta y las alas extendidas; así es como uno se imagina al
Ángel de la Historia. Su rostro está vuelto hacia el pasado. Donde nosotros
percibimos una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única que
amontona ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. Bien quisiera él detenerse,
despertar a los muertos y recomponer lo despedazado, pero desde el Paraíso
sopla un huracán que se enreda en sus alas, y que es tan fuerte que el ángel ya
no puede cerrarlas. Este huracán le empuja irreteniblemente hacia el futuro, al
cual da la espalda, mientras los escombros se elevan ante él hasta el cielo.
Ese huracán es lo que nosotros llamamos progreso.
Revolución Francesa |
TESIS XV:
«La
conciencia de hacer saltar el continuum de la historia le es peculiar a las
clases revolucionarias en el instante de su acción. La Gran
Revolución introdujo un nuevo calendario. El día en que empieza un calendario
oficial como un abreviador del tiempo histórico. Y en el fondo es el mismo día
que una y otra vez vuelve bajo la especie de los días festivos, que son días de
conmemoración. Los calendarios, pues, no miden el tiempo como relojes. Son
monumentos de una conciencia de la historia de la que en Europa, desde
hace cien años, no parece haber ya ni el rastro más silencioso. Todavía en
la Revolución de Julio se registró un caso que se hizo justicia a esa
conciencia. Cuando cayó la noche del primer día de combate ocurrió que en
muchos lugares de París, independientemente y simultáneamente, se disparó
contra los relojes de las torre. Un testigo ocular, que debe acaso su adivinación
a la rima, escribió entonces:
Qui le
croirait! On dit qu’irrités contre l'heure
De nouveaux
Josués, au pied de chaque tour,
Tiraient sur
les cadrans pour arrêter le jour.
¿Quién lo
creería? Se dice que, irritados contra la hora,
Nuevos Josués,
al pie de cada torre,
Disparaban
contra las esferas para detener el día.
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